Los Israelitas cruzan el Mar Rojo

Una llanura de olas

Moisés trataba de calmar a la gente. “no se preocupen”, les decía. “Hoy verán a Dios en acción”. La gente estaba demasiado asustada para poner atención.

Dios les dijo: “¿Por qué lloran así? Moisés, levanta tu bastón y el mar se dividirá. Habrá una muralla de olas a ambos lados. El agua no los tocará.

Camina con la gente por entre las murallas de agua. Yo los protegeré.

Cuando los egipcios traten de seguirlos, haré que las aguas se junten y los ahoguen”

Moisés levantó su bastón. Un fuerte viento del este sopló sobre las aguas de modo que se levantaron. ¡Se formó una ruta entre las dos paredes de agua! En la oscuridad, la gente y todas sus ovejas y su ganado corrieron entre las olas. Apenas podían creerlo que estaba pasando.

En la mañana estuvieron a salvo en la orilla. Cuando el Faraón despertó, gritó: “¡si ellos pueden cruzar por tierra seca en medio del mar, yo también puedo!”

El faraón y sus tropas se lanzaron por la ruta. Estaban a mitad de camino entre las dos orillas cuando Dios le dijo a Moisés que levantara de nuevo el bastón. Moisés lo hizo, ¡Y las aguas se juntaron de nuevo en medio de un gran estrépito!

El Faraón, seiscientos oficiales, todos los carruajes, los caballos y otros soldados fueron arrastrados por las aguas. Al principio los israelitas oyeron los gritos. Después lo único que vieron fueron los cadáveres que el agua arrastraba a la playa.

El pueblo de Israel vio el gran poder del señor. Entonces dijeron: “Sí, ¡Dios será nuestro guía!”

Entonces el largo viaje que les esperaba no les pareció tan terrible.

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