Jesús y la Parábola del Sembrador

La siembra de las semillas

Cuando Jesús enseñaba, a menudo contaba historias como esta.

«Había una vez un hombre que estaba sembrando las semillas en sus campos. Unas semillas caían junto al camino. Los pájaros llegaban y se las comían.

«Otras semillas caían entre las rocas, donde no había mucha tierra. Esas semillas se convertían en plantas con cierta facilidad. Pero como las raíces no podían encontrar agua, las plantas morían tan pronto subía la temperatura.

«Algunas semillas caían entre las zarzas. La hierba ahogaba las plantas. Otras semillas caían en buena tierra. Estas plantas crecían fuertes y altas. El fruto que daban era treinta a cien veces lo que se había sembrado».

Jesús vio que todos escuchaban. Unos cuantos asentían con la cabeza. Esos entendían. Pero muchos otros movían la cabeza. Esos no sabían de lo que estaba hablando Jesús.

Entonces Jesús les explicó la historia.

La siembra de semillas en los mejores sitios

Cuando Jesús contó la historia de la siembra de semillas, hubo muchos, incluyendo a sus discípulos, que no sabían lo que quería decir.

Jesús decía que sus historias eran una forma de saber quiénes eran los que querían seguirlo. Los que buscaban la verdadera enseñanza en sus historias tenían realmente la intención de vivir como Jesús quería que lo hicieran. Pero para aquellos a los que se les había endurecido el corazón, Sus historias eran tan solo palabras bonitas.

Jesús les dijo: «Las semillas son las lecciones que doy. Algunas personas oyen la palabra de Dios. Algunas veces deciden no prestarle atención a lo que oyen. Entonces el enemigo de Dios, como los pájaros de la historia, se roba el poquito de verdad que lograron aprender. Estos son como las semillas que caen junto al camino.

«Las semillas que caen en los sitios rocosos son las personas que oyen con alegría lo que predico. Tratan de seguirme durante algún tiempo. Pero no se necesita mucho, tan solo unos pocos problemas, para que regresen a su forma anterior de vida. Las semillas que crecen con la zarza son las personas que escuchan la palabra. También saben lo que les he enseñado. Pero después dejan que los problemas de la vida cotidiana ahoguen su nueva vida. Se preocupan y desean hacer más dinero. No sacaron nada bueno de las lecciones que escucharon.

«Por último, están las semillas que crecen en tierra fértil. Son las personas que escuchan y ponen en práctica lo que aprenden de mis historias. Se arrepienten ante Dios de lo malo que han hecho. Hacen un gran esfuerzo por cambiar. Estas personas les enseñarán a otros lo que significa seguirme. Enseñarán con la palabra y con el ejemplo».

Jesús nos enseñó que todo el que cree en él puede escoger dónde sembrar la semilla de la verdad. ¿Sembrarás las lecciones que has aprendido en tierra fértil o en tierra rocosa?