Parábola del hombre rico y lázaro

Los que aman el dinero

A los líderes religiosos no les gustaba lo que Jesús enseñaba sobre el amor y el perdón. A la mayoría solo les preocupaba su dinero y su poder.

Jesús dijo: «No pueden vivir por cl dinero y tratar de complacer a Dios al mismo tiempo. No deben amar el dinero y las cosas más que a Dios.

«Si la gente es honesta en los asuntos de dinero, significa que son confiables. Si una persona es honesta con su dinero también se puede confiar en ella para asuntos más importantes. Como por ejemplo cuidar a la gente».

Jesús les decía a los fariseos que debían escoger entre amar el dinero y amar a Dios. ¿Qué debe ser lo primero?

 El hombre rico y Lázaro

Jesús le contó a la gente otra historia sobre la forma correcta y la incorrecta de vivir. «Había una vez dos hombres. Uno era muy rico. El otro era muy pobre. Este se llamaba Lázaro. Lázaro era feo y su cuerpo estaba cubierto de llagas rojas. Lo único que podía hacer era permanecer en el suelo pidiendo limosna a la entrada de la casa del hombre rico. Pedía que le dieran las migajas que sobraban de las comidas del hombre rico. A veces los perros llegaban y se lamian las llagas.

«Pero el hombre rico no prestaba atención a los pobres y necesitados como Lázaro. Él era muy egoísta. Usaba ropa cara, gastaba grandes cantidades de dinero, iba a fiestas y se ponía cada vez más gordo.

«Cuando por fin murió Lázaro, los ángeles vinieron y se lo llevaron. Lo pusieron en los brazos de Abraham. Ahí ya no sufriría más. Nunca más volvió a tener hambre.

«Pero cuando murió el hombre rico, fue enviado al sitio donde están las personas malvadas. Ahí sufría muchísimo. Desde el sitio donde estaba, el hombre rico podía ver a Abraham a lo lejos, con Lázaro a su lado.

‘, Padre Abraham!’, gritó el hombre rico. ‘Tenga misericordia de mí, por favor! Envíeme un poco de agua con Lázaro para poder humedecer mi boca! ¡Tengo tanta sed!’

«Pero Abraham le dijo: ‘¿No te acuerdas? En vida tuviste tantas cosas buenas, mientras que Lázaro no tuvo nada. Ahora es tu turno de sufrir’.

«El hombre rico le dijo: ‘¿Podría enviar a Lázaro para que advierta a mis cinco hermanos?’

‘Ellos pueden leer las advertencias por sí solos’, dijo Abraham. ‘Moisés escribió sobre eso y también lo hicieron los profetas. Todos trataron que la gente regresara a Dios’.

Lástima que el hombre rico no hubiera cambiado y obedecido a Dios cuando tuvo la oportunidad. ¡Ahora era demasiado tarde!

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