La oveja perdida

El precio por seguir a Jesús es muy alto. Pero el valor que tiene una sola persona a los ojos de Dios es aún más alto. Dios atesora a cada niño, a cada hombre y a cada mujer. Nada le gustaría más que todos se volvieran a él y empezaran de nuevo su vida.

A los líderes religiosos no les gustaban las personas que seguían a Jesús. Debido a esto, Jesús contó dos historias sobre lo valiosas que son estas personas para Dios. La primera historia era la de una oveja perdida.

Jesús preguntó: «Si tuvieran cien ovejas y perdieran una, ¿no buscarían a la que se perdió? Y si la encontraran, ¿no la llevarían de nuevo al rebaño? ¿No reunirían a los amigos y les dirían que han encontrado la oveja perdida?

«Del mismo modo, habrá más gozo en el cielo por un pecador que diga ‘Estoy arrepentido’, que por noventa y nueve personas que crean que son tan buenas que no necesitan la ayuda de Dios». El cielo se llena de gozo con las canciones que cantan los ángeles cada vez que una persona regresa a Dios.