El hombre de piedra
Jesús llevó a sus discípulos a un sitio tranquilo al norte del lago de Galilea. Ahí, se volvió hacia ellos y les hizo una pregunta muy importante:
«¿Quién dice la gente que soy?» «Algunos dicen que Juan el Bautista, que resucitó. Para algunos eres Elías. Otros dicen que Jeremías o uno de los profetas». Jesús les dijo: «Pero, ¿quién dicen ustedes que soy yo?»
Entonces Pedro dio un paso hacia adelante. El corazón lo impulsó a contestar: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo».
Jesús le dijo: «Tú eres muy especial, Pedro. La única forma en que podías saber eso era que mi Padre en el cielo te lo hubiera indicado».
Jesús le puso las manos en los hombros. «Recuerda tu nombre, Pedro», le dijo.
Pedro significa «Piedra», la roca fuerte sobre la que se construyen las casas. La razón para darle este nombre se hizo evidente cuando Jesús dijo: «Mi Iglesia será hecha con hombres como tú. Ellos saben que soy el Cristo enviado por Dios. Tú eres la Piedra que ayudará a construir esta Iglesia».
Del mismo modo, todos los que creen en Jesús construyen sus vidas sobre la fuerte «roca» de la verdad de Jesús. Una tormenta no puede destruir una casa construida sobre una roca.