Un ciego es sanado en Betsaida
Jesús fue a un pueblo llamado Betsaida. Ahí, un grupo de personas le llevaron a un ciego. «Por favor, Maestro, por favor toque a nuestro amigo y sánelo».
Jesús tomó al ciego de la mano y lo guio a las afueras del pueblo.
El ciego no sabía qué pensar mientras seguía a Jesús. Podía sentir la mano de Jesús en la de él y era una mano tosca. Los amigos del ciego le habían dicho: «Jesús ha sanado a otros y te puede sanar a ti».
Jesús se detuvo. El ciego sintió que Jesús retiraba la mano. Después lo oyó escupir. De súbito, sintió que Jesús le ponía las manos en los ojos.
Cuando Jesús quitó las manos, le preguntó al hombre: «¿Ves algo?»
El hombre levantó los ojos. Movió la cabeza de un lado a otro. «Veo hombres, pero parecen árboles, siluetas que se mueven».
Entonces Jesús de nuevo le puso las manos en los ojos. El hombre agudizó la vista y empezó a verlo todo con claridad. Había colores y de nuevo vio las sonrisas de sus amigos. «¡Puedo ver! ¡Puedo ver!», les gritaba. Y todos se reunieron en torno a él para abrazarlo y le dieron las gracias a Jesús.