Se revela la verdad
José miró a Judá arrodillado. Vio lo asustado que estaba Benjamín.
Entonces les dijo a los sirvientes: “salgan. Quiero estar a solo con estos hombres”.
Los sirvientes salieron. José dijo: “soy su hermano José”. No lo creían.
Estaban tan asustados que no podían ver ni escuchar, “abran los ojos”, les dijo José. Se les acerco. “soy José, el que vendieron a Egipto”.
Cuando José dijo eso, los hermanos se quedaron viéndolo.
Entonces se asustaron más. Si realmente era José, entonces los mataría por lo que le habían hecho.
“No, no. No tengan miedo, hermanos. No se enojen con ustedes mismos. Dios me envió aquí para asegurarme que hubiera suficiente alimento para nuestra familia”.
Los hermanos de José lo miraban con los ojos muy abiertos.
“¿No ven?”, les dijo. “ustedes no me enviaron aquí, si no que fue Dios.
Dios me puso a gobernar sobre todos los egipcios, excepto al faraón. Todo esto era parte del plan de Dios para cuidar a nuestra familia. Ahora regresen rápido donde nuestro padre.
Díganle que traiga a Egipto a toda la familia y que se dé prisa. Me asegurare de que tengan suficiente alimento”.
José extendió los brazos hacia Benjamín. Le dio un fuerte abrazo y se puso a llorar. Estaba tan feliz de verlo de nuevo.
Cuando el faraón oyó la noticia, les dio muchas carretas a los hermanos para que pudieran traer a Egipto a las esposas, los hijos y todas sus pertenencias. El faraón se sentía feliz por José.
Antes de que se fueran, José les dio a los hermanos muchos animales y otras cosas hermosas. “Llévenle esto a mi padre”, les dijo.