
David Toca el Arpa para Saúl
David cuida a Saúl
David regresó a cuidar las ovejas en el campo. Cada vez que un león o un lobo amenazaban a sus ovejas, David los mataba con la honda. Durante los largos días en el campo, David a menudo tocaba el arpa y cantaba para alabar al Señor.
Conforme David se acercaba a Dios, Saúl se alejaba más y más de él. El espíritu de Dios abandonó a Saúl. La mente de Saúl se confundió y sufría mucho. Saúl no podía dormir. Siempre estaba triste y tenso. Nunca tenía hambre. Se imaginaba cosas que no existían. A veces se sentía como si fuera dos personas distintas encerradas en el mismo cuerpo.
Los sirvientes de Saúl le dijeron que debía buscar a alguien que lo pidiera calmar. “¿Dónde está esa persona?” pregunto Saúl.
“He oído sobre uno de los hijos de Isaí. Toca música muy hermosa, es valiente, no habla demasiado y es bien parecido”, le dijo uno de los sirvientes. “No solo eso, sino que el señor está con él”.
Saúl mandó a buscar a David. Isaí envió a su hijo, junto con un burro cargado de pan y vino como regalo para el rey Saúl.
Cuando David llegó, tocó el arpa para el rey. Esto ayudó mucho a Saúl.