Dios promete un hijo a Abraham

La promesa de Dios

Dios guió a Abram y a Sarai, con todos sus camellos, ovejas, cabras y sirvientes, hasta la tierra de Canaán. Les dijo: “Esta es la tierra que les daré a sus hijos”. Pero Dios no quería que Abram se detuviera en Canaán. Todavía no.

Abram y Sarai se llevaron sus tiendas a Mamré, en Hebrón. Año tras año deseaban tener un hijo. Finalmente Sarai se hizo demasiado vieja para tener bebés.

Entonces, una noche Abram oyó que Dios decía: “Mira el cielo y cuenta las estrellas”.

Abram vio las estrellas que parpadeaban por todas partes. “Algún día tu familia será tan numerosa como las estrellas que hay en el cielo”, le dijo Dios.

Entonces Dios les dio nuevos nombres a Abram y Sarai. Abram se convirtió en Abraham, que significa “Padre de muchos”, y Sarai se convirtió en Sara, que significa “Princesa”.